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EL OCHO FILOSÓFICO DE BUDA: EL OCTÁPULO DE LA ILUMINACIÓN




El número ocho es un símbolo místico y esotérico para el budismo, puesto que representa, siguiendo la historia de Siddhartha Gautama mejor conocido como Buda "el pescador que salva a los mortales del océano del sufrimiento", el despertar espiritual y la iluminación que alcanzada al liberarnos del sufrimiento.


Se dice, que fueron ocho símbolos auspiciosos (<<Astamamgala>>) obsequiados por los seres celestiales a Buda en su nacimiento, y cada uno representa una parte de su cuerpo. A saber, son:

I. El jarrón precioso o la vasija de gran tesoro: el cuello y la palabra;

II. La sombrilla preciosa o el parasol: la coronilla y el centro del universo;

III. Los peces dorados: los ojos y la sabiduría;

IV. El loto: la lengua y el sí mismo;

V. El caracol de concha blanca: las tres líneas del cuello de buda y el poder, autoridad y soberanía;

VI. El Nudo magnífico o sin fin: el corazón y lo eterno;

VII. El estandarte de la Victoria: la esencia e iluminación;

VIII. La Rueda del Dharma: las palmas de la mano y el eje del mundo, el límite de la persona y los 8 rayos de la realización.


También llamados [ocho] rayos de la realización ó liberación, se conectan del mismo modo con las cuatro nobles verdades del Óctuple sendero de Buda, que son:


1. El sufrimiento existe

2. El sufrimiento tiene causa

3. El sufrimiento puede extinguirse, extinguiendo su causa

4. Seguir el camino óctuple con sus ocho caminos:

I. La visión perfecta/Comprensión correcta

II. La emoción perfecta/Pensamiento correcto

III. El Habla perfecta/Palabra correcta

IV. La Acción perfecta/correcta

V. La subsistencia perfecta/Ocupación correcta

VI. El Esfuerzo perfecto/correcto

VII. La Atención perfecta/correcta

VIII. El Samadi perfecto/Concentración correcta


Cada uno de estos principios guarda una sabiduría profunda, que a continuación detallo:


I. La visión perfecta


Intuición, pero una introspectiva hacia nosotros mismos; una que sea clara y profunda. Es el vislumbrar para iluminar.

Esta visión nos invita a observar nuestro estado actual; encadenamiento, superficialidad, trivialidad. Esta visión nos marca el camino del cambio y la transformación para nuestra posterior evolución (<<Sangharakshita>>).


II. La emoción perfecta


Solo cuando intuimos con respecto a la verdad, penetra en nuestro yo emocional podemos pensar en transformación. Esto es, comenzar a bajar al corazón.

Los aspectos que deben ser entrenados para alcanzar el corazón perfecto son: Generosidad (<<Dana>>); Amor (<<Metta>>); Compasión (<<Karuna>>); Alegría empática (Mudita) y; Tranquilidad (<<Upeka>>).

Debemos preguntarnos: ¿He dejado alguna cosa atrás? ¿He podido abandonar alguna cosa o hábito? ¿Soy un poco más amistoso y tranquilo? ¿Ha mejorado al menos un poco mi estado de ánimo? ¿Hay en mis actos menos crueldad?


III. El habla perfecta


Atención consciente y claridad mental, autoconocimiento, con nuestros sentimientos, proyecciones, hábitos y hábitos sociales, un habla veraz y positiva.


Esto nos debe conducir a un habla que sea verdadera, afectuosa, útil, que fomente la concordia, armonía y la unión.


IV. La acción perfecta


Lo que hace que una acción hecha a voluntad, sea ética o no es el estado de consciencia. Si este estado está basado odio, avidez, ignorancia, entonces estamos en un estado <<Akusala>> ("torpe"), pero si nuestros actos se basan en <<Metta>>, Generosidad, Sabiduría, entonces estamos en un estado <<Kusala>> ("hábil"); creativos, sabios.

Esta acción perfecta, debe desarrollarse en acciones de amor y bondad, generosidad sin límite, tranquilidad, sencillez y contentamiento, comunicación veraz y positiva junto a una conciencia clara y lúcida, del mismo modo en cómo debe ser nuestro hablar.


V. Subsistencia perfecta


Esto refiere al correcto desenvolvimiento en la organización social, pues esta subsistencia debe ser armónica y consciente.


VI. El esfuerzo perfecto


Esto no refiere al trabajo de ir contra algo, sino de una vida activa, dinámica y consciente, tanto de forma estética como espiritual. Este esfuerzo consiste en cuatro ejercicios: prevenir, erradicar, desarrollar y mantener.

Desde luego, todo esto refiere a la parte mental, a refinar estos estados superiores de consciencia en donde se busca mantener una mente lúcida y serena para poder ubicar obstáculos e impedir que estos nos afecten, por ejemplo, el deseo, odio/rechazo, ansiedad/desasosiego, pereza/letargo y duda/indecisión. Esto nos lleva a la siguiente etapa:


VII. La atención perfecta


<<Smrti>>, es la palabra para atención o “atención consciente”, refiriéndose a tener una mayor y mejor concentración, sin tanta dispersión de uno mismo, de las cosas y de la realidad. Esto no solamente es estar en el presente, sino elevar la consciencia sobre nuestra realidad al poner atención en nosotros en todos sus niveles: físico, mental y espiritual.


VIII. El Samadi perfecto o la concentración perfecta


<<Samadi>> significa “estado del ser firmemente establecido”, refiriéndose al sentido de concentración mental meditativa, también llamado iluminación por la forma en como se encuentra perfectamente equilibrado y en armonía todos los niveles y aspectos del ser.

Esto es el <<Samata>> y el <<Samapati>> desarrollados, experiencias que se alcanzan a través de la concentración meditativa y de la tranquilidad.

Dentro del budismo, entonces, el desarrollo personal siempre sigue la vía pacífica buscando la iluminación a través de la armonía, aceptación y meditación. En palabras de Sócrates, “una vida sin examen no merece la pena ser vivida”, y es que es a través de elementos sencillos como la respiración, la reflexión, el hacer consciente todas esas emociones negativas hará que se disuelvan y se controle nuestra mente, porque es a partir de esta que existen los sufrimientos y los deseos, que como bien sabemos debido al ego, desarrollan apegos.

Vale la pena, entonces, ver la vida de un modo más sencillo, práctico y reflexivo, sin embargo, no debemos tampoco olvidar que es un estado, y como cualquier estado y arte debe ser trabajado, desarrollado y sostenido. Desde luego, la vida diaria es rápida y difícil y no podremos llevar un estilo tan meditativo como los monjes budistas, sin embargo, ¿qué acaso esa no es la prueba para la verdadera espiritualidad?


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